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A partir de la beca que recibí del Fondo Nacional de las Artes realicé un proyecto en el que me propuse dar cuenta del paisaje como conformador de nuestra mirada e idiosincrasia y como elemento que nos enmarca y nos define.
Un paisaje propio consistió en desarrollar dos líneas de accesorios llamadas Ciudad y Retratos, combinando lo manual y personal con lo industrial y seriado, sobre dos ejes en los que trabajo como diseñadora y como artista.
Colección retratos: retratos en forma de collar a partir del material que me entrega el comitente, y que considera que conforma su paisaje, en el sentido mas amplio del término.
Colección ciudad: el paisaje de la ciudad donde crecí y donde vivo hoy en día.
Me propuse trabajar en una colección que hablara de mi relación con la ciudad de Buenos Aires, de algunos puntos que son y fueron significativos en mi vida, por diversas razones. Partiendo de imágenes de la arquitectura y el urbanismo de la ciudad, dibujé y realicé collages con fotos intervenidas de esos cuatro rincones. Los collares son reversibles.
Es asi que con fotos intervenidas de cuatro puntos de la ciudad que fueron y aun son significativos en mi vida, surgieron esta serie de collares reversibles que cuentan historias
El zoológico: Arquitectura exótica y adentro, el desborde de pieles de animales salvajes enjaulados.
El museo Malba: Después de años como estudiante de historia del arte contando con borrosas fotocopias en blanco y negro como único material, el arte latinoamericano dice presente en vivo y en directo y a todo color. El color de la avenida floreada, Lapachos, Jacarandás y Floralis Genérica.
La esquina Suipacha y Arroyo: Lo intangible y la violencia de las creencias. Plaza Embajada de Israel, Palacio Bencich, Mater Admirabilis.
Las Barrancas de Belgrano: El jardín de mi infancia, una barranca en la pampa.
La serie de collares retrato fueron realizados a partir de fotos, previamente intervenidas, imágenes, textos que daban cuenta del paisaje personal de cada comitente. Cortado con láser sobre fibrofácil o papel, el collar, fue el resultado de mi interpretación e intervención del material recibido.
De los cuatro comitentes que tuve, la respuesta fue muy diversa y dispar. Recibí de Flor muchísimas cosas, un video de un rito milenario, homenaje a su madre, filmaciones de reflejos hechas con celular hasta objetos muy disimiles como cd’s, telas que brillan, un rollo de película vieja, una torerita de disfraz, etc. De Cecilia recibí tarjetas de diseños escandinavos, un juego de te de su infancia que llegó intacto después de 56 años y una radiografía de su columna vertebral, que a diferencia de la porcelana, se quebró dos veces. De F. recibí solamente un texto y de I. absolutamente nada, solo el deseo de ser retratada.
La definición de camalote, Eichhornia crassipes produjo un eco en lo que caracterizó mi vida y la de mi familia durante los diecisiete años que vivimos como nómades. Equipados con raíces móviles y permeables, como los camalotes, fuimos adoptando nuevas líneas de horizontes, hasta nuestro regreso y re adaptación al país. Me parecio que la idea de traslado, de organismos originarios de un sitio adaptable a otros entornos, que se arrastra, engancha, se apropia y deja con su traslado hablaba de mi identidad nómade.
No es lo mismo vivir siempre inmerso en un mismo “paisaje”, que trasladarse adoptando otras líneas de horizonte. De ahí surgió mi intento de descifrar mi identidad, de hablar de origen y de nomadismo.
Comencé a trabajar con una serie de collares autorretrato, que pretenden enmarcarme, ¿acaso un collar no hace exactamente eso? Y volviendo al paisaje como elemento constitutivo de nuestra mirada, hice una serie de collares reversibles que dan cuenta del paisaje de mi ultimo destino.
De un lado utilizando la tecnica de encaustica, hable de la arquitectura barroca y del otro lado, con collage de fotografias de un calendario romano cite la fuente del tritone.
Un objeto, especie de relicario, territorio, lo contiene.
Soy porteña.
