Este trabajo tiene que ver con la dualidad de querer ordenar con esfuerzo y abundante alegría. El disparador surgió de una foto de mi taller desbordado por el desorden que antecede al orden, y de un pañuelo muy querido que se me había quemado. Estos dos elementos hicieron que me pusiera a reflexionar sobre el tema de las cosas que quiero ordenar y guardar. El resultado son estos contenedores imposibles. Se podría decir que son anti contenedores, ya que no pueden contener mucho de lo que querría ordenar y guardar. Estas piezas tienen que ver con estar en esa etapa de la vida donde he decidido que quiero vivir rodeada de menos cosas y de más momentos. Y para esos momentos a atesorar, no se necesitan ni bolsas ni cajas.